La dieta y los hábitos saludables ayudan a mantener el buen funcionamiento de los órganos de tu cuerpo. Una mala alimentación y un estilo de vida sedentario afectarán la salud general de una persona y contribuirán a la disfunción o al deterioro de los órganos vitales, incluido el hígado. 😫
El consumo excesivo de azúcar sobrecarga el hígado. Esto causa una gran acumulación de grasa en su interior y predispone a la persona al síndrome metabólico, que implica: colesterol alto, un nivel de azúcar por encima de las normas, un riesgo de cirrosis hepática e incluso cáncer. El consumo de alimentos procesados se asocia con una ingesta excesiva de grasa y azúcar diariamente. 🍫
Otra cosa importante, el consumo excesivo de fructosa (el azúcar que tienen las frutas), causa daño hepático. Este efecto tiene más impacto cuando, paralelament, hay déficit de nutrientes.
Hasta hace apenas algunas décadas se creía que lo más perjudicial para el hígado era el consumo de alcohol y de alimentos grasos. Sin embargo, la ciencia ha podido establecer que existe una estrecha relación entre el daño hepático y el consumo de glucosa y fructosa. 🙅
La Universidad de Duke (USA) llevó a cabo un estudio sobre el efecto del consumo de azúcares y el daño hepático. Resulta pertinente recordar que los azúcares no solamente están en los dulces, sino también los carbohidratos simples se convierten en azúcar (pan, pasta, harinas…). En el estudio se constató que el hígado acumula el exceso de glucosa y lo transforma en grasa. Esto finalmente desemboca en la esteatosis hepática, lo que popularmente conocemos como hígado graso.
Eso sí, por desgracia aún tenemos que escuchar frases como “la dieta keto daña tus órganos”. Ojalá el mundo entienda que es al revés, que lo que destruye tu organismo e hígado son esas galletas, zumos, refrescos, panes y pastas.
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